4 de agosto de 2024
por
Dr. Felipe Martínez Pérez
Una de las noticias más
interesantes de la prensa de hace unos días ha sido la noticia de que "Kicillof
cerró el primer semestre con superávit, pese al recorte de fondos de Milei" y
es una noticia que tiene su miga y bastante más allá de que este gobernador fue
uno de los protagonistas que se enfureció ante el hecho, según él de que el
presidente le sacaba los fondos necesarios para tirar para adelante y resulta
que le ha sobrado el dinero. Claro, que también podría ser que no haya hecho
nada. Sin embargo, conociendo La Plata, me doy cuenta y pienso, que al estar la
Casa de Gobierno a la vera de la plaza San Martín, y en algún descuido al dejar
las ventanas abiertas ese vacío aéreo producía tremenda corriente y se volaban
los dineros y después vete a buscarlos. O sea, que bien venido el hecho de que
cuidando alcanza el dinero, claro, si no se abren en demasía las ventanas es
habitual, en el sur que está lleno de viento se esfumaron millones y millones
de dólares porque a Kicillof se le antojó ir a contramano que, por otra parte es
lo habitual según los antecedentes, pues hay experiencia y ha vuelto a romper
el Estado, esta vez el de la provincia y justamente por dárselas de macho. O
sea, que la Provincia de Buenos Aires ha perdido la obra faraónica sobre el gas
para exportar. Por supuesto, todo queda en Argentina, pero también es cierto
que había muchos argentinos soñando con el bocado. Y al que al parecer tampoco le
ha ido bien del todo, es al presidente, que a pesar de subirse a cuanto avión
pasa por la Casa Rosada, más allá de las conversaciones con este o con aquel,
poco consigue, porque los señores de los dólares no creen en él, o en su
política que tarda en blanquearse, o no condice con lo prometido y se convierte
en uno más de la serie; y sobre todo, ya que estamos, se olvida de quienes lo
estamos sosteniendo más de la cuenta y poco pasa; y el presente pesa.
Y por si no bastare, cada vez se vislumbra más enrarecido el horizonte y es como si lo hiciera adrede que, por otra parte, acaso lo hace de esa manera; para enervar los ánimos y mojar la oreja. Siempre con enfrentamientos, como el del juez que quiere meter a toda costa en la Corte, para que absuelva a la señora. Y ahora con Maduro, para que al cabo, de norte a sur palabrota vaya y la respuesta no espere. Y al cabo tiemble la Embajada. Al parecer quiere pasar por el salvador del mundo y olvida que ya hubo uno, y de más envergadura, que terminó crucificado. También es cierto que pasan por gafes de oficio como que se olvida que cuando sale debe llevar como es de uso, a la canciller. Es decir que la política no es a borbotones.
O sea, que Milei parece
que sale a pavonearse y ya lo conocen y lo han examinado y me da la impresión
que la nota no es para aplaudir. Y tienen razón porque en un año de
palabras solo ha habido anuncios y promesas pero de ahí no pasa, porque siempre
falta algo para cerrar. Y por otra parte tampoco es necesario, decirle al mundo
lo que tenemos, porque el mundo se lo sabe y de memoria y desde mucho antes de
Milei, casi diría que desde Rivadavia; y el tema es que las leyes o no existen,
o si existen, pero para los políticos como ha venido sucediendo. Y ahora que al
parecer vamos por buen camino, todo tarda en salir, todo son rodeos y
bifurcaciones; y siempre falta un hervor para el plato apetecido. O sea, que el
mundo nos ve; y esa gente no necesita anteojos, que ven muy bien, y no necesitan
gafas. Y al final todos esperaban el gran anuncio para vivir mejor pero
continuaremos igual, porque no hubo anuncio en la Rural ni para el campo ni
para los sin campo. Y otra vez se impone la incertidumbre porque siempre lo
bueno, lo esperado, lo prometido es para mañana porque falta esto o aquello. Es
como la zanahoria que persigue el burro. Nunca llega. Y tampoco sale lo que
todos esperaran porque resulta, que todavía hay que esperar. Y así pasa el
tiempo y según dicen el tiempo es oro y que traducido aunque sean pesos; que
algo es algo. Pero al final tanto va el cántaro a la fuente que al final se
rompe y es de esperar no pase esto con la sociedad. Porque todos tienen alguna
carencia y entre ellos algunos muchas más. Y unas veces por la macroeconomía
que y otras por la micro economía y otras por el dólar y otros pos los sin
dólares y al final lo mismo de siempre.
Otra de las cosas
interesantes del Milei de cada día, es la manera al parecer, sea dicho de paso,
un tanto antojadiza, que deja de lado los nombrados por él mismo ,y cuando le
parece que no los necesita los quita del medio porque asegura que no han
llegado a la meta. Les achaca lentitud cuando en realidad eso es lo que sobra
en su presidencia, empezando por muy arriba. Y me parece que con todo lo que
hay que hacer abandona muy seguido la casa con canciller o sin ella. Y que se
ponga a trabajar él, que es lo que todos esperamos; y quedarse en casa y
arreglarla antes de salir; porque al parecer, y al día de hoy, padece de
grandes goteras. En una palabra la carencia que no cesa y la espera que se
alarga. Y por tomar las cosas a lo loco, pues expulsados de Venezuela, y por lo
peor. Las buenas causas, como en este caso, se toman con calma; y con los
demás, y con los mecanismos de rigor. El plan
mosquetero no va.
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